Aplicando una Ley.
Porque sintetiza el ayer, el hoy y el mañana.
El 14/11/14 en París.
Está en la ley: Son 28 espacios y son un retorno a la Libertad original, más grande ella que las distancias y nuestro esfuerzo, nuestra sangre.
Desarrollemos…
Las pocas leyes que el actual parlamento de Venezuela promulga no tienen ningún tipo de visibilidad ante la comunidad internacional extendida, muy poca en los países de su región y que la quieren ayudar y muy poca en la población de su territorio. El parlamento pierde su última credibilidad y ha perdido su poder, arrebatado o dejado ir en la injusticia que se ha cometido contra éste.
Las crisis múltiples que la venezolana y el venezolano quieren dejar atrás no serán sobrepasadas en definitiva sin la ayuda de una fuerza superior, una inmaterial e invisible y una al final inagotable. Esa fuerza se encuentra dentro de sí, como también fuera de sí, está en el sentimiento de pertenencia y siempre será incambiable, por más que cambien la característica de su símbolo y está fuera de sí, en el mundo.
Al liderar un cambio así, sólo visual, en ese aspecto de nuestra identidad actualizada, entendida con su pasado y su futuro, podrá ahora sí desmarcarse visualmente en la historia de las Naciones. En definitiva podrá sumar ese hito simbólico que tanto necesita y que el mundo de hoy quiere que sea instantáneo y comunicacional. Se trata de una conmoción final, de una instantánea final que ejecutaremos no estando sólos; no lo estamos para tomarla.
Entonces, ¿Por qué? «Porque sintetiza el ayer, el hoy y el mañana». Y porque es una demostración de poder del parlamento actual, demostración que será visible en el eco de los venezolanos del mundo que contemplen ese cambio, incluso en los que no estén de acuerdo y en los no-venezolanos que ni se enteran de las gravísimas dificultades y que por la mínima primicia del respeto y de la diplomacia entonces se encontrarán ante el dilema final e inevitable que ellos tendrán que aceptar: ¿cuál es la bandera de este país cuyo parlamento y acciones reconocemos?
Porque también hay muchas razones y porque, de nuevo, es visual y ese es el primero de los sentidos y el más cercano a la razón en la mayoría de nosotros. Una imagen vale más que mil discursos, más que mil aplausos y más que mil detonaciones. Este país lo destruyó una idea y una idea lo levantará de sus escombros y desgracias, de su muerte.
El 14 de noviembre de 2014 en algún lugar legendario de París, de cuya «ubicación» no quiero acordarme, nace esta iniciativa y desde entonces se ha perfeccionado estudiando la historia, viviendo el presente de la realidad venezolana y avizorando la esperanza de la grandeza del Estado-Nación nuevo que será.
La bandera venezolana ha sido alterada al menos 15 veces de manera oficial tras la primera bandera de la confederación venezolana de 1811-1812. Ella ha sido modificada en sus características casi tantas veces como dictadores ha tenido la historia de Venezuela; no así sus colores que son y serán siempre el arcoiris de Francisco de Miranda.

Un héroe como él tendría que volver al primer lugar ex æquo con Simón Bolívar con otros héroes y así en nuestros corazones, y el águila que físicamente le espera nos ayudará a velar su lugar, hasta que sus restos vuelvan.
Las nuevas características de la bandera están inscritas en los espacios de poder, territorio y población de la conocida Venezuela actual, que son 28, puesto que se reconocen los espacios de siempre, más el de las islas dependencias, más la guayana esequiba, más la diáspora con sus consulados y embajadas y finalmente más esa 28va estrella que es la esperanza de Libertar del oprobio cualquier otro espacio en nuestra influencia, en nuestra obligación de Libertar, extendiéndose a rincones de Centro-América y el Caribe.
En otros futuros artículos…
Nuestra nueva federación tendrá un Tratado de Unión. En otra entrega nos atreveremos a pensar en una «Venecia Grande», hacerla grande por primera vez, o en un «Agua Grande», como sea que se llame. Y luego, en otra entrega, haremos un esbozo de cómo mantenerla grande a nuestra manera. Así como América debió debió llamarse Columbia, así quizás debió llamarse Venezuela, con una terminación que haga alusión a su grandeza y no con un diminutivo.
Honor, Libertad, Justicia, Educación y Música.
EUMV